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Parcial Domiciliario

Observación de diferencias sociales y culturales en dos puntos distintos de la ciudad

«Para abolir la distancia no hay que acercar ficticiamente como normalmente se hace, el extranjero a un indígena imaginario: alejando mediante la objetivación el indígena que hay en todo obervador extranjero es como se aproxima este a lo extraño.»
Bourdieu, Pierre, 1991: El sentido práctico, Taurus, Madrid.

El ejercicio que se propone es extremadamente simple en sus aspectos más visibles: se trata de que los alumnos, en grupos no mayores de tres, eligan dos puntos de la ciudad que consideren- con algún mínimo fundamento- distintos en términos sociales, y efectúen una observación durante medio día sobre las características sociales y culturales de las personas que circulan por esos lugares. Como resultado del trabajo se escribirá un informe sobre la experiencia que tomará en cuenta para su construcción la breve guía que se adjunta.

El trabajo tiene la posibilidad de ser abordado desde una perspectiva extremadamente ingenua e, inclusive, puede ser «dibujado» sin que los que evaluamos nos percatemos de que el relato se debe exclusivamente a la imaginación del que lo escribió y no al resultado de una verdadera observación. Pero es cierto que su realización efectiva seguramente puede transformarse en una productiva experiencia intelectual para un estudiante de sociología.

Con las mínimas herramientas con que se cuenta en esta materia de primer año sin lugar a dudas se puede transformar una experiencia que sería ingenua sostenida en una mirada ingenua, en algo que problematiza un poco el complejo mundo social. Si sabemos que los hechos sociales son productos histórico culturales, pero además que las miradas de sentido común tienden a naturalizarlos; si sabemos que la «naturalización» de las diferencias sociales, son corrientes asumiendo formas diferentes en distintos ámbitos sociales y si podemos pensar sin prejuicios de moralismo humanista sobre como la sociedad jerarquiza gestos, maneras de pronunciar las palabras, formas de vestir, rasgos étnicos, etc., podremos superar el obstáculo más significativo con el que se topa la llamada observación etnográfica, que es la ilusión de la mirada vírgen. No somos vírgenes sociales y no podemos ilusoriamente transformarnos en algo así aunque a un esforzado ascetismo metodológico se le ocurra sugerirlo. No se pasea ingenuamente por lo que los antropólogos llamarán «el campo»: o miramos desde nuestro sentido común social y cultural o lo hacemos, como aspirantes a sociólogos, con esas mínimas-pero significativas- herramientas con las que contamos. Por supuesto, es necesario insistir que las herramientas son esas cuestiones, si quieren llamarlas teóricas, que recién mencionaba, y no técnicas superficiales que dicen como hablar con las personas o cómo pararse para mirar lo que está pasando.

Un viejo texto que habla de la forma de trabajo etnográfica dice que así «como el naturalista no puede limitar su atención a las mariposas bonitas, el etnógrafo no debe descuidar nada que pertenezca a la tradición social. Toma nota de un juego con zancos de los muchachos con la misma fidelidad que de las cosmogonías de los sacerdotes tahitianos, porque ambos forman parte de su tema, y puede muy bien ocurrir que el juego de los niños revele tanto acerca de los procesos culturales básicos como las especulaciones metafísicas de sus mayores.» ( Lowie, 1946).

Cómo hacer el trabajo

El trabajo consiste, como se dijo más arriba, en elegir dos puntos de la ciudad que se consideren diferentes en términos sociales y efectuar una observación de medio día, tomando en cuenta distintas características de las personas que circulan por allí. Concretamente, una vez elegida la zona, se sientan en un bar, en una plaza, recorren un poco, observan la gente que pasa, la que vive en el lugar, charlan con ellos, les cuentan que son alumnos de sociología y que están haciendo un trabajo práctico sobre la gente de ese barrio. Charlan con cinco o diez personas de distinta edad y sexo y les preguntan por su trabajo, por la profesión de sus padres y por el grado de educación formal. Y para que hablen más les preguntan cuanto hace que viven en el barrio y que les parece el barrio.

Siete ejes para la observación

En la observación y en las charlas tomen en cuenta los siguientes elementos sosteniendo las descripciones en las herramientas mencionadas anteriormente. Básicamente que los bichos sociales son clasificadores clasificados, que estas formas que se describirán son clasificadas por la sociedad, que valen más o menos, que tienen más o menos prestigio, que, en suma, dicen algo, sobre la estructuración del espacio social:

  1. Formas de hablar ( pronunciación de las palabras, maneras de construcción de las frases , tipo de entonación, etc.)
  2. Tipo de vestimenta, características.
  3. Tipo de relación con el cuerpo
  4. Tipos de gestualidad
  5. Descripción de elementos del espacio físico y bienes que entiendan puede decir algo sobre el lugar social.
  6. Algún tipo de consumo observado
  7. Maneras de referirse a «otros» sociales, superiores o inferiores (si aparece)

El informe

El informe debe constar de tres partes. Las dos primeras consisten en la descripción de cada una de las zonas y la tercera un mínimo intento de explicación de las diferencias entre ambas.